Yo tenía un sueño de España… pero ese sueño murió hace tiempo. El que me acunará esta noche, será mejor. Mi guía en los Años Oscuros. Y vivirá por siempre jamás. Ej12Ms

10 abr 2016

Excepción (y regla)


Después de varios años en el frente, Monos, es un hecho sabido el poco apego que la TV tiene en nuestro ejército, substituido el medio natural de información de la mancha humana por el nada despreciable catálogo de nuestra Sala X, ducha en películas de postín, vídeos musicales de la vieja guardia y algún que otro reportaje extraído de las profundidades de la caverna famosa que todos mentan y muy pocos conocen.
Atrás quedaron los años perdidos... si alguna vez existieron... en los que aposentábamos el trasero en el sofá de nuestras viejas viviendas después de improductivas jornadas lectivas, deseosos de entretenimiento barato cuyo insípido sabor a hiel envenenaba el subconsciente sin apenas tener percepción de ello, absortos peleles entre la bolsa de patatas fritas y el humo habitual de la estancia.
Alejados de los medios, hemos ido confirmando no pocos puntos en común en todos y cada uno de ellos, fuentes claras de la corrección política de vanguardia parida por los cascotes del Muro de Berlín, con su redistribución utópica, la democracia de listín telefónico y esa manoseada paridad de falda corta y escote, que en esto quedó la liberación de las féminas, soldados. 
De generales extranjeros -que ya es curioso que el dinero ajeno sea el que medre la estulticia interna- pero capitaneados por los gurús de turno del sistema actual en descomposición permanente, la temática de la náusea televisada que salió de la cueva para medrar cegada por el Sol se basa, día sí y noche también,  en un escueto catálogo de obras menores protagonizadas, siempre, por un gran actor de variedades en este ámbito del espectáculo, de nombre Adolf Hitler, y de profesión accionista mayoritario, pues no otra cosa se puede ser cuando tu persona es el centro neurálgico de todas las funciones programadas: nacionalsocialismo al atardecer, el apocalipsis de la Segunda Guerra Mundial de madrugada... en blanco y negro o a todo color, según los gustos... la Soha, las megaconstrucciones de los nacionalsocialistas vistas desde dentro, la ciencia cárnica del Dr. Mengele, los antecedentes de la Gran Guerra coloreada para niños y el sinfín de derivadas que el totalitarismo de derechas arrastra desde el principio de los tiempos. Legión de reportajes e infinidad de películas para todos los públicos orbitando alrededor del planeta nacionalsocialista o, cuando la sobredosis monotemática está próxima a colapsar el frágil entendimiento del telespectador, salto a la diabólica Guerra Civil Española, con sus Guernicas, el canto de La Internacional, las cuentas panameñas del multimillonario Franco o lo felices y plenos que vivían los españoles durante la paradisíaca II República de los panes y los peces.
Salteando la ensalada del marxismo-leninismo cultural en vena, píldoras de cambio climático antropomórfico, mucha leyenda negra española parodiada a través de los misterios del tiempo o el costumbrismo del populacho, un amalgama de debates y programas cómicos guionizados por niños de teta y otro tanto de series plagadas de tópicos fascinerosos lidiando con modernas familias de mierda plagadas de pluma vergonzante y fuerte anhelo de cisne de cuento de hadas de Disney.
Basura televisada las veinticuatro horas del día.
Es por eso que cuando algún becario drogado aprieta el botón secundario en vez del primario de la mugre y, ¡divina fatalidad!, se cuela alguna perla en la parrilla de la fritanga gramsciana, no podemos, desde el Ejército de los 12 Monos, hacer otra cosa que recomendarla fervientemente, tal y como sucedió el pasado viernes 8 de Abril en La 2, horario minoritario, eso sí, que no todo puede ser perfecto... pero para eso estamos nosotros aquí, para dar buena cuenta de los errores del sistema. Pastilla roja, pastilla azul, ya sabéis.
Con ustedes, Stalin, el Padrecito de los Pueblos. También, a todo color.
Capítulo 1. Apocalipsis. Stalin. El demonio.
Capítulo 2. Apocalipsis. Stalin. El rojo.
(y el viernes 15 de Abril, la tercera entrega: Stalin. El amo del mundo, que actualizará este informe).
Pero ¡corran, dense prisa si quieren visionar las primeras entregas!: tienen fecha de caducidad. Después, Winston Smith dará buena cuenta de la verdad.

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